Bici de montaña, de paseo, de carretera... Tan distintos son los tipos de bicicleta como las posiciones de los sillines. En la bici de carreras, la posición es aerodinámica y muy inclinada, y en una bici de paseo, la posición es erguida como un jinete. Aunque «erguido» no tiene por qué ser cómodo. En la posición ligeramente inclinada, como p. ej. es el caso de las bicicletas de montaña o de trekking, la columna puede mantener su forma de S natural, con lo que se descargan los brazos y las manos. Y quien se vaya inclinando ligeramente durante la marcha, no solo amortiguará las irregularidades de la vía, sino que también protegerá las articulaciones de sus codos. En el caso de las bicis de paseo y de las bicis urbanas, un sillín con muelle o una tija amortiguada protegen la columna. También es importante que el manillar no esté demasiado alto, aunque sí relativamente cerca del cuerpo. De este modo no se tensa el tronco y no se limita el equilibrio natural de la columna.
 

Y si se pedalea más rápido, se protegerán las articulaciones.

Los cambios modernos ofrecen hasta 30 marchas en la actualidad, y no es un lujo innecesario, porque mantiene una “velocidad” óptima de las piernas tanto en los ascensos  como en los descensos. Como valor orientativo para una “frecuencia de pedaleo” sana se recomiendan 80 vueltas por minuto. Con algo de práctica y un cambio de marcha a tiempo es fácil mantener un ritmo constante, y además, sin dañar articulaciones, tendones ni músculos. Unas piernas con un movimiento circular lento y pesado, al contrario,   pueden cargar los músculos en exceso y ocasionar daños a largo plazo.