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Primero cáncer de mama, después linfedema

Christine Raab ha recibido un golpe doble: Primero le diagnosticaron cáncer de mama, y tras la operación y la quimioterapia vino el segundo golpe: un linfedema. Sin embargo, no se dejó hundir.

En la actualidad anima a otras mujeres con su optimismo mediante vídeos y audios. El cáncer lo detectó su marido: había un bulto en el pecho. Después de los ultrasonidos, la mamografía y una biopsia, el diagnóstico en noviembre de 2014 lo confirmó: no era un quiste inofensivo, como pensaba Christine Raab, sino cáncer de pecho. Un shock para la joven, como lo sería para cualquier otra persona en su situación. Con la palabra “quimioterapia” le vinieron a la cabeza las imágenes típicas: que se le iba a caer el pelo, que iba a tener el aspecto de una enferma...


Mensaje de vídeo para los amigos

En aquel tiempo, Christine Raab trabajaba como maquilladora, era monitora de natación infantil y organizaba el cuidado de los niños en eventos. Una agenda llena que se puso patas arriba con el diagnóstico del cáncer de pecho y las numerosas citas médicas. Para poder informar bien a todo su entorno, Christine Raab grabó un vídeo para publicarlo en YouTube y Facebook. El 2 de enero de 2015 llegó el día: la quimioterapia podía empezar. Cada tres semanas recibía una nueva dosis, en total seis. Durante la quimio, Christine Raab organizó junto con su marido sesiones fotográficas y asistió a fiestas y a conciertos, porque quedarse sentada y no hacer nada no era una posibilidad que contemplara esta enérgica joven.


El brazo derecho se hincha

Un día, ya superada la quimio, Christine Raab notó mientras conducía que su brazo derecho estaba bastante hinchado. Rápidamente se descubrió que se había formado un linfedema. Lo que siguió fueron drenajes linfáticos, vendajes y una manga de compresión, que actualmente lleva con gran naturalidad. Se adapta en el hospital cuando es necesario y le permite realizar su rutina diaria con toda normalidad. Algunas veces los niños le preguntan qué es lo que lleva en el brazo, e incluso cuando maquilla tiene que dar alguna explicación. Pero Christine Raab trata la enfermedad de manera abierta y en muchos aspectos es un modelo a seguir por las demás compañeras de infortunio, a las cuales anima de una manera brillante.


Estar bella a pesar de la quimio

Christine Raab ya había empezado a volverse a maquillar durante la quimioterapia. Le sentaba bien mirarse en el espejo y verse menos enferma. La calva ya no estaba tan mal, las cejas y las pestañas se pudieron reponer. Sobre este tema también grabó vídeos para publicarlos en YouTube y daba ánimos a muchas espectadoras que se encontraban en una situación similar. ¿Y ahora, tres años después del diagnóstico? Christine Raab ha superado el tema en gran parte. “Me encuentro bien, estoy sana”, nos cuenta contenta por teléfono. Se ha puesto como objetivo hacer solo cosas que sean buenas para ella, ha realizado un taller formativo de monitora de yoga y sigue haciendo vídeos y podcasts para su sitio web christine-raab.de. Últimamente también ha impartido clases de yoga para pacientes con cáncer. ¿Qué le diría a las mujeres con su mismo historial médico? “Pues muy sencillo”, dice Christine Raab: “Da igual lo difícil que sea la situación, hay que intentar sacar lo mejor.” 

Mangas de compresión

Para descongestionar los tejidos, es decir, para activar el drenaje linfático, se aplica el drenaje linfático manual (DLM). Si con este no puede lograrse una reducción adicional de los edemas, el tejido correspondiente se comprime con una manga de compresión a medida – si es necesario también con un guante de compresión p. ej. Juzo Expert) – para garantizar el éxito del tratamiento.

Retrato de Christine Raab
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